El Golem
Esta historia me la contó mi
abuelo, que era médico y le gustaba jugar ajedrez. Me dijo que explica el
origen de la palabra Mate, al respecto de Jaque Mate. Todos sabemos que jaque
significa rey en árabe, y que jaque mate significa rey muerto… pero ¿Por qué,
abuelo?, le dije un día. Esto es lo que me contó:
Hace muchos años, a la vera del
bosque, no lejos del río, había una aldea. En las afueras, alejado de todos y
en una casucha derruida, vivía un viejo brujo judío. En años de juventud fue
consultado por todos y tomado por sabio pero con los años la vejez lo fue
dejando solo: ya nadie venía por su servicio.
Hablo de tiempos lejanos, cuando
no había agua corriente, ni negocios dónde comprar lo que es necesario para
vivir. El agua había que acarrearla desde las orillas del río; la leña para la
cocina había que ir a cortarla al bosque, y nuestro pobre brujo cada día tenía
menos fuerzas y ánimos. Una tarde, como si despertara, se golpeó el muslo y dijo
para sí:
Pero, qué tonto, para qué reniego
con el agua, con los troncos pesados… si soy un brujo, ¿por qué no hago un gualicho?
Y rápido, tan rápido como pudo
con sus piernas cansadas, se fue para la choza. Rebuscó entre los estantes
llenos de bártulos y porquerías y de entre toda esa mugre sacó un libro. Le sacó
las cucarachas que poco a poco se lo comerían y pasó las hojas amarillas en
busca de su gran embrujo. El G o l e m, leyó despacio, con el dedo de guía bajo
cada renglón:
Esperar a que sea noche de luna
llena… Esperó.
En la vera del río, con arena o
barro hay que armar un muñeco de forma humana… la formó.
Justo cuando la Luna trepe a lo
alto del cielo, hay que escribir en su frente la palabra vida…
y, dijo mi abuelo, En judío, vida
se escribe EMET.
En el momento en que el anciano
hubo escrito con su dedo en la frente de arena esa palabra mágica el muñeco
abrió los ojos. ¡Estaba vivo!
Como era un engendro, no habló
nunca, pero obedecía cada orden que el brujo le daba:
Ve a buscar agua… decía el viejo,
y allá iba el Golem con dos cubos de madera;
Ve a buscar leña… y allá iba el
golem y se traía un árbol entero, arrancado del suelo.
Más allá de su mudez todo parecía
perfecto; pero pronto el viejo comprendió que algo extraño sucedía.
Al principio el Golem, aunque no
dormía, por las noches se tendía en el suelo junto al viejo. Pero a los pocos
días la alfombra le quedaba chica y a la semana había crecido tanto que ya no
pasaba por la puerta y debía quedarse afuera, sentado bajo las estrellas.
El Golem crecía y crecía y al
viejo esto no le afectaba, pero la gente del pueblo, que en un principio vio al
muñeco como a una rareza, ahora lo creía un monstruo y le temía. Los vecinos
confabulaban en las esquinas, hablaban a escondidas y murmuraban cosas
tremendas contra el brujo y su extraño sirviente. El viejo comprendió que esas
gentes estaban a un paso de obrar contra ellos, y temió por su vida. Decidió
destruir la creatura. Buscó el libro, leyó:
¡Para destruir al Golem hay que escribir
en su frente la palabra Muerte!
Vaya! El viejo brujo no le
llegaba ni al pecho, al Golem, tanto había crecido ya.
Pensativo, dio con la solución.
Esperó una noche de luna. Lo
llevó a la orilla del rio aquél. Le dijo, Golem, acuéstate. El Golem se acostó.
El viejo se acercó a la cabeza. Extendió el brazo y con el borde de la palma
borró de su frente la letra E. Quedó escrito MET, que significa MUERTE.
El Golem se deshizo, solo quedó
un montón de arena húmeda.
Esta historia me contó mi abuelo.
En judío antiguo emet significa vida y met significa muerte. Con los años, la
palabra met se transformó en mate pero su significado sigue siendo el mismo:
MUERTE.
Dicen que hay quién, cada tanto,
intenta crear un nuevo Golem. Yo no me animo.
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